Por lo general, la esquizofrenia aparece por primera vez durante la adolescencia o a los veinte años aproximadamente y afecta más a hombres que mujeres. El éxito del tratamiento de la esquizofrenia, por lo tanto, dependería de un régimen de vida consistente en fármacos y terapias psicosociales de apoyo.
A menudo, se ha asociado la enfermedad equivocadamente a la indigencia, la pobreza, la pérdida de empleo, etcétera. Si el individuo encuentra y sigue el tratamiento adecuado con la mayor regularidad, una persona con esquizofrenia pueden llevar una vida normal y feliz. Las personas que hacen frente a la aparición de la esquizofrenia en sus vidas pueden también padecer episodios de gran soledad por lo que necesitan todo el apoyo de sus familias, amigos y los servicios que, a tal fin, puedan proporcionarles las comunidades a las que pertenecen.
Con ese apoyo, determinación y comprensión, alguien que tiene esquizofrenia podrá aprender, combatir y convivir con ella durante toda su vida. La idea es cumplir con el plan de tratamiento establecido entre la persona y su terapeuta o médico. Una interrupción repentina del tratamiento conducen a una recaída y a padecer de nuevo los síntomas asociados con la esquizofrenia y pasar luego por una recuperación gradual a medida que el tratamiento se restablece.
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